22/10/2011 Helipuerto-Cabra-Trialera
Con cuatro “primeros espadas” (Mario, Oliver, Piolo y Rubén) representando a Los Perdíos en una competición en Mérida –creo que Oliver ha quedado segundo-, nos reunimos 12 Perdíos en el lugar habitual y sin una ruta acordada. Entre los doce, cuatro de los juniors de Maderas Romero que tienen a bien compartir parte de su pretemporada con nosotros. Por el camino de Las Cruces nos enteramos de que vamos al Helipuerto y a la Cabra (en el “grupo de los gorditos” se oye alguna queja). Como siempre, la Meta Volante de los Eucaliptos es muy disputada y pronto se incrementa el ritmo con Fran y Pabli estirando el grupo. Avería hace un primer amago que es neutralizado, pero al segundo se lleva a los chavales que terminan de romper el grupo. Lospi y Ángel pueden seguirles y disputan la llegada. Llega primero Píriz, seguido de A. Romero, Avería, Lospi y Ángel. Al cabo de unos cuantos minutos, llegan los rezagados.
Poco antes de iniciar la rápida y divertida cuesta, se produce el primer pinchazo. Se repara (por dos veces) y advertimos a todos de lo peligroso de la bajada y de una curva con piedra en particular. Bajamos y uno de los chavales apunto está de dar un abrazo “literal” a la piedra en cuestión. La salva por poco. Curva cerrada a derechas y otro chaval empieza a derrapar llegando a salirse del camino (en su favor diré que tenía un control excelente del la bici). Llegamos al primer reagrupamiento y Fran, Pabli, A. Romero, Luis P. Y Píriz no lo respetan. Llegamos al segundo reagrupamiento y tampoco. El resto, decidimos eliminarles de la lucha por la Meta Volante del Puente de la Pared y continuamos.
Nada más tomar el desvío, subo el ritmo y cojo unos metros. Oigo por detrás una fuerte voz diciéndome algo, freno miro por si hay pinchazo resulta que es una coña (lanzo alguna maldición y sigo). Por detrás se lo toman con calma y Ángel y yo nos vamos. Ninguno de los dos está por la labor de desfondarse por lo que a un ritmo bastante cómodo, nos limitamos a mantener la distancia. Ángel no disputa y llego primero seguido de Ángel, Avería, Cancellara y Lospi. Explicamos el problema a los cinco “fugados” y lo asumen sin protesta. Por la trialera algún sustillo, los problemas propios de hacerla con una bici de hierro y sin amortiguación delantera y golpe aunque sin caída ni consecuencias de Lospi. Tras reagrupar “donde derrapa”, proseguimos a un ritmo cómodo que va incrementándose paulatinamente Fran tirando todo el rato del grupo y sin recibir un solo relevo. Se produce un pinchazo, descansamos. Seguimos y Avería da un primer latigazo al que yo respondo, el grupo empieza a estirarse cuando se produce otro pinchazo. Más descanso.
Reanudamos y Avería da otro latigazo. Yo espero que sea otro el que responda pero nadie lo hace y salgo en su busca. Tomamos unos metros y hay un
momento de relativa relajación. Planteo a Avería la opción de intentarlo pero creo que con razón, me dice que queda mucho. Debido a la hora, evitamos Doña Blanca y salimos prácticamente
reagrupados a la carretera. Avería toma el mando con aire de cara y ya no lo soltaría, no por falta de ganas sino porque nadie asomaba la rueda. Todos tratábamos de coger rueda y no era fácil ya
que nadie parecía dispuesto a ceder un metro para dejarte entrar en la fila. Avería no quiere explotar y mantiene un ritmo cómodo para todos aunque llegó a dar un par de tirones. En la última
cuesta, empiezan a tirar por todos lados y cada uno busca su posición. Entramos en la recta conmigo en cabeza (no aprendo) y enseguida se inicia un largo sprint en el que se suceden las
posiciones. Los chavales mantienen el sprint pero no lo disputan y aparecen Cancellara y el Maestro con una fuerza tremenda llegando enseguida a las primeras posiciones. Se impone Lospi, segundo
el Maestro y tercero Ángel. Cancellara llega cuarto, yo adelanto a Avería (ya desfondado) en los últimos metros. Después entran Gonzalo, Píriz, Luis P. y A. Romero y a continuación Pabli y Fran
(también desfondado). Así son las cosas, el bajo ritmo final (ya que ninguno colaboramos) hizo que todos llegáramos en grupo dando muchas opciones a gente menos desgastada mientras que gente como
Fran o Avería, que disputaron todas las llegadas anteriores y encima al final tiraron en solitario del grupo, llegaron desfondados y con pocas opciones. Dura ruta con un final muy abierto.