buscar un cache
Si os decidís a practicar esta actividad, quizá haya algunas cosas que se deban conocer. Intentaremos dar una pequeña guía o algunos consejos para orientar en la búsqueda de ese primer caché.
paso 1: investigar
La actividad del geocaching empieza siempre en casa con la preparación y la investigación “on line”. Deberás decidir qué tipo de “aventura” deseas: un agradable paseo con niños, una aventura de montaña, una larga excursión con escalada, etc. Para eso deberás fijarte en los atributos del caché y decidir cuál es el que va mejor con tu aventura.
En todo caso, cuando selecciones el geocaché que deseas buscar, ten en cuenta lo siguiente:
La dificultad del terreno. Puedes ver las estrellas de dificultad en la página del caché, siendo 1 un terreno fácil accesible incluso en silla de ruedas y 5 el más difícil, que puede representar un gran desnivel o incluso material especializado de escalada o submarinismo.
Consulta los alrededores de la zona del caché en mapas en papel o a través de Internet. Es bueno localizar el punto de aproximación si hay que hacerlo en coche (muchos cachés ya incluyen esta información), y desde aquí, cuál sería al mejor camino hasta dar con el caché.
Piensa que un GPS te dirá la distancia hasta el caché, pero siempre en línea recta. Lo mejor es disponer de algún mapa para ver como has de recorrer esa distancia. Puede ser que 1 km en línea recta sean 3 kms de zig-zag o mucho desnivel. Ten en cuenta las distancias.
Una vez cerca del caché puedes empezar a utilizar el GPS para la aproximación final. Si estás en ciudad o un pequeño parque, puedes seguir simplemente la dirección que te marque la flecha de tu GPS, pero en montaña esto normalmente será un error, así que es mejor seguir los caminos marcados o “evidentes” hasta el caché. Hay una especie de “norma” no escrita que dice que la mayoría de las veces, siempre hay un camino fácil hasta el caché, aunque hay otra norma, o más bien sería una ley de Murphy que dice que se hace el camino malo a la ida, y se encuentra el bueno a la vuelta.
La experiencia te irá diciendo cómo preparar un caché, ya que cada caché puede requerir una preparación diferente en función de si la zona es conocida o no, o es montaña o ciudad, etc.
Dentro de esta investigación previa a la salida de casa, también te puede ser útil los logs o registros de los gaocachers que han encontrado el caché previamente, ya que sus comentarios o fotos pueden ayudarte a hacerte una mejor idea de la aventura, aunque ten cuidado, demasiada información podría arruinarte la “sorpresa”.
paso 2: preparacion
En general, la preparación es muy importante para la realización de cualquier actividad al aire libre, sobre todo por la seguridad. Por eso es bueno que tengas presente algunos consejos:
No vayas nunca solo a una zona o lugar remoto, por mucho que te lo conozcas, ves siempre con algún compañero y avisar a otras personas de adónde vais y cuándo tenéis previsto volver. Ir sólo a bosques o montañas es peligroso de por sí.
Por mucho que estés atento a tu GPS para ver si te vas acercando al tesoro, no te olvides nunca de lo que te rodea, presta mucha atención a tu alrededor. Esto es especialmente importante para tu propia seguridad, puedes ir caminando por inercia mirando tu GPS y estar yendo directamente a un precipicio u otro lugar peligroso.
Prepara la mochila pensando en todo lo que puede hacerte falta. Además de todo lo que pienses, es siempre una buena idea añadir un mapa, brújula o pilas nuevas por si fallara tu GPS, más agua o algún alimento hiper-calórico en función de la excursión (chocolate, galletas, frutos secos, etc).
También es bueno tener en cuenta la previsión del tiempo. Normalmente suele ser una buena decisión cancelar o aplazar una excursión si las previsiones no son del todo favorables. En montaña, y depende a qué alturas, la climatología puede cambiar en cuestión de minutos.
paso 3: la busqueda
Bien, ya estás listo para ir a buscar el caché.
Cuando llegues con tu vehículo al punto de aproximación, es muy recomendable marcar en tu GPS un waypoint con las coordenadas de dónde lo has dejado aparcado. Puede parecer una tontería, pero a veces te meterás en zonas boscosas sin caminos marcas donde es muy fácil desorientarse, y en esos casos el punto de dónde has aparcado el coche resultará ser de vital importancia.
Es posible que si has hecho una buena investigación, la aproximación sea buena y no estés a mucha distancia del caché, pero recuerda, en línea recta. No te fijes únicamente en el GPS y no vayas en línea recta hacia el tesoro, lo mejor será que te guíes por un mapa o una cartografía digital (si tu GPS lo permite) para ver los caminos y cuál es el mejor para llegar hasta el caché.
Cuando estés cerca del caché, verifica la señal de tu GPS, en ocasiones hay un gran margen de error debido a árboles, ramas, etc.,en ese caso más que en la medida de los metros que te indica tu navegador, céntrate en que la distancia general hasta el caché vaya disminuyendo.
Los últimos 10-30 metros pueden ser los más difíciles. En la búsqueda de tu primer caché puede ser complicado, pero poco a poco irás pensando como la persona que lo ha escondido, y el sentido común ayudará mucho a poder (o intentar) deducir cuál puede ser el sitio idóneo. Busca ramas apiladas o montones de piedras, aunque en algunos lugares especialmente concurridos, el caché puede estar perfectamente disimulado o mimetizado con el entorno, por lo que ayudará saber qué tipo de contenedor se ha utilizado al esconderlo.
paso 4: ¡lo encontraste!
¡¡Muy bien, lo has encontrado!!
Ahora sólo tendrás que aplicar la norma más antigua del geocaching, aquella con la que se generó el primer caché de la historia: “Toma algo, coge algo, firma el logbook”.
Normalmente, el geocacher que ha escondido ahí ese tesoro nos ha hecho venir para darnos a conocer el lugar, con lo que puedes aprovechar para apreciarlo por sus vistas, monumentos, etc.
Hay gente que no hace ningún intercambio, pero sí escribe sus experiencias en la libreta de registro. Cuando llegues a casa es bueno que escribas tu hallazgo en la página del caché, de esta manera informarás al propietario sobre tu experiencia y el estado del caché. Para un geocacher es siempre una satisfacción ver que otros se interesan por los tesoros que ha escondido, y le gusta saber el estado de los mismos.